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Mostrando las entradas etiquetadas como JUAN NEGRÍN

El oro de la República

A fines de octubre de 1936, un pequeño convoy de barcos salió del puerto de Cartagena y se dirigió a Odessa transportando la mayor parte de las reservas de oro de España. El oro estaba destinado a Rusia con la intención de comprar armas necesarias en la lucha contra los soldados que se habían sublevado contra la Segunda República al mando del general Emilio Mola el 18 de julio. La Unión Soviética y la Guerra Civil Española , Willem Peters (Editor de Casa Cultural , web que contiene una historia completa de España y biografías de destacados políticos españoles) Juan Negrín fue nombrado ministro de Hacienda en el primer gobierno de Largo Caballero, creado el 4 de septiembre de 1936. Al frente de este ministerio supervisó el traslado secreto —tras la aprobación, por unanimidad, en Consejo de Ministros​ de un decreto del gobierno de Largo Caballero que lo amparaba— de la mayor parte de las reservas de oro del Banco de España, hacia Cartagena, y su depósito final en Moscú. El célebre "

Negrín: más que lentejas

Por Aurora Nacarino-Brabo Para su 37º congreso nacional, el PSOE se ha propuesto recuperar la figura de don Juan Negrín, expulsado del partido hace más de 60 años. El último presidente del Gobierno de la República fue también, durante algún tiempo, su última esperanza para ganar la guerra a Franco, aunque, consumada la derrota, muy pocos recuerdan hoy los logros de este gran médico y científico antes que político. El género humano es así: necesita buscar culpables que justifiquen sus fracasos para poder aliviar la culpa, y el doctor Negrín, como capitán de la “resistencia a ultranza”, se prestaba mejor que nadie para el papel de chivo expiatorio. En efecto, una vez que Franco se hubo instalado en el poder, los rumores y acusaciones persiguieron a Negrín hasta el exilio, donde, a pesar de todo, continuó trabajando por la democracia hasta su muerte, en 1956. Pero antes, mucho antes de todo eso, antes incluso de que la República tomara forma, Negrín tenía otra vida alejada de la política.

Las lentejas de Negrín: píldoras de resistencia

"Las que pronto se conocerían como píldoras de Negrín parecían cualquier cosa menos lentejas, tenían bichos, era verdad, pero con el tiempo todo sería peor, ya no tendrían ni bichos, y serían tan escasas que por eso se llamarían píldoras. No había casi nada que echarse al estómago, y cuando lo había, era tan escaso y monótono que las mujeres imaginaban imposibles recetas de guerra. Se hacía cocido con cacahuetes, sopas con las mondas de patata, o con las de naranja, y más de uno se envenenó soñando que comía acelgas frescas mientras masticaba hierbas venenosas que encontraba en las cunetas. Ya no se veían perros por Madrid, algunos hasta se vendían sin cabeza y sin piel, como si fueran corderos de buena edad..." Otoño y nueces ,  Mónica Moreno  Fernández-Santa Cruz “Hambre, hambre. Madrid empezó a sufrir hambre al mes de empezar la guerra. Una vez estuvimos tres días con un huevo frito, untándolo y guardándolo… Yo no tenía miedo a morir, lo que tenía era el horrible dolor de

Carmen Negrín, con ocasión de la inauguración de la Exposición Juan Negrín

Médico y Jefe de Gobierno 1892-1956 (Madrid - 27 de septiembre de 2006) En octubre de 1956, hace prácticamente 50 años, mi abuelo, Juan Negrín, invitado por el Presidente Tito, ejerció por última vez un acto oficial, representando a la República Española en un homenaje que se rindió a los brigadistas yugoslavos quienes 20 años antes habían ofrecido voluntariamente su apoyo al gobierno legal español para el mantenimiento de su democracia y de su libertad. Previamente Juan Negrín había sufrido graves malestares y, premonitoriamente, pidió a mi padre que viniese de México y lo acompañase en este viaje. Menos de 15 días después, falleció, en París. Ese día de noviembre, me sacaron precipitadamente de la escuela y me llevaron a casa. Mi padre me anunció el fallecimiento de mi abuelo y me preguntó si quería despedirme de el. Me rehusé, pues instintivamente quería conservar su recuerdo intacto, el recuerdo de un hombre de una gran bondad, con un sentido muy agudo de la justicia y de la iguald