Por Aurora Nacarino-Brabo Para su 37º congreso nacional, el PSOE se ha propuesto recuperar la figura de don Juan Negrín, expulsado del partido hace más de 60 años. El último presidente del Gobierno de la República fue también, durante algún tiempo, su última esperanza para ganar la guerra a Franco, aunque, consumada la derrota, muy pocos recuerdan hoy los logros de este gran médico y científico antes que político. El género humano es así: necesita buscar culpables que justifiquen sus fracasos para poder aliviar la culpa, y el doctor Negrín, como capitán de la “resistencia a ultranza”, se prestaba mejor que nadie para el papel de chivo expiatorio. En efecto, una vez que Franco se hubo instalado en el poder, los rumores y acusaciones persiguieron a Negrín hasta el exilio, donde, a pesar de todo, continuó trabajando por la democracia hasta su muerte, en 1956. Pero antes, mucho antes de todo eso, antes incluso de que la República tomara forma, Negrín tenía otra vida alejada de la política.
Memoria de un republicano