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Alberto Molina y la centuria falangista de Los Barreros

Alberto Molina Osete, nacido hacia 1922, era hijo de Vicente Molina y Juana Osete. Durante la Guerra Civil, siendo muy joven, se unió a la sublevación fascista, junto a la Quinta Columna y el llamado "Socorro Blanco", organización civil que conspiraba contra la República y cuyos cabecillas estaban en la cárcel aquellos días junto a otras personas que nada tenían que ver con esa conspiración.  La noche del 4 al 5 de marzo dio comienzo la sublevación en Cartagena, que si bien en un principio fue una rebelión  protagonizada por militares y marinos de la base naval de Cartagena contra el gobierno de Negrín -o un levantamiento de republicanos contra comunistas-, se convirtió en una rebelión de la quinta columna, apoyada por civiles del Socorro Blanco y grupos falangistas, para entregar la base y la flota republicana allí fondeada al bando sublevado. A últimas hora de la noche del 4 de marzo de 1939 los sublevados abrieron la prisión de San Antón para liberar a sus compinches del S

Organización del Socorro Blanco

Listado de dirigentes y miembros del Socorro Blanco en Cartagena

Socorro Blanco

Aunque en sus orígenes pudiera tener una labor humanitaria, cuyo objetivo era proporcionar apoyo y asistencia a católicos que estuvieran necesitados o perseguidos por causa de sus ideas, la organización Socorro Blanco constituyó un grupo de espionaje y guerrilla organizada a favor del ejército sublevado.  Antonio Bermejo, jefe de la organización, dio cuenta de sus actividades y pretensiones: El número de familias socorridas llegó a ser de 100 aproximadamente. La cantidad más elevada se repartió en el mes de mayo de 1938 que alcanzó la cifra de 23.500 pesetas, existiendo en la caja en esa misma fecha una reserva de 10.000 pesetas. La cantidad total repartida queda calculada en 400.000 pesetas aproximadamente.  La organización no utilizó jamás los ofrecimientos de grandes cantidades procedentes de cajas rojas (ofrecidas por camaradas que intervenían en las mismas) por estimar que la labor debía ser de muchos hombres y pequeñas cantidades y no a la inversa. La comodidad en la acción nos h