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Las Colonias Escolares de Cabo de Palos

Niños de las colonias escolares de la Cruz Roja, a su llegada a Cabo de Palos, el 31 de julio de 1932 Fotografía Cruz Roja

Ángel Rojas Veiga es citado en la crónica  publicada el 11 de agosto de 1931 del director del diario La Tierra, José García Vaso, sobre la estancia de niños sin recursos en las Colonias de Cruz Roja en Cabo de Palos y su excursión para visitar las instalaciones de la Radio.

Las colonias escolares de vacaciones, surgidas  en Suiza en el verano de 1876, tenían por objeto acoger durante unos días de vacaciones a niñas y niños desfavorecidos para ofrecerles un espacio de recreo saludable y al aire libre.

En España fueron introducidas por el director del Museo Pedagógico, el institucionista Manuel B. Cossío, once años después de la primera experiencia suiza. El lugar elegido fue la población cántabra de San Vicente de la Barquera, donde durante un período de 33 días permanecerían dieciocho niños procedentes de las escuelas públicas de Madrid. Entre las localidades que llevaron a cabo experiencia en tal sentido cabe citar las de Barcelona, Bilbao o Cartagena, que las acogió a partir de 1929. Ese año tuvieron lugar en Escombreras. Cabo de Palos las acogió entre los años 1930 y 1935. El golpe de Estado franquista acabó con ellas de un plumazo.

"Las colonias escolares de vacaciones surgieron, al igual que la Cruz Roja, en Suiza por iniciativa, en este caso, del pastor M. Walter Bion, que en el verano de 1876, con la colaboración de 10 maestras y maestros, llevó a 68 niñas y niños  pobres de las escuelas de Zurich, durante catorce días, a las montañas del cantón suizo de Appenzell a disfrutar de aire puro y de un alimento sencillo y sólido  Los resultados serían tan satisfactorios que la experiencia se extendería con rapidez y profusión por otras ciudades suizas y países europeos, tales como Alemania, Austria, Holanda, Suecia, Noruega, Bélgica, Francia, Rusia o Italia, así como Estados Unidos (Bion, 1901; Delpérier, 1908).

El movimiento de las colonias escolares de vacaciones se promovía, desde una perspectiva pedagógica, como reacción al exceso de intelectualismo escolar, a los hábitos sedentarios de la escuela, a la excesiva permanencia de los niños en las clases y a las condiciones inapropiadas del mobiliario y de los locales que provocaban funestas consecuencias en la salud de los niños.

Asimismo, desde una perspectiva higiénicosanitaria, las colonias se proponían como un medio de paliar las condiciones de las viviendas en las que vivían las clases populares en las ciudades, con poca o ninguna ventilación, espacio reducido y falta de limpieza. Unas viviendas en las que sus ocupantes convivían hacinados con un aire viciado y una alimentación escasa que deterioraba la salud física y moral de la infancia, contribuyendo a que se mantuviesen unas altas tasas de mortalidad infantil".

Pedro Luis Moreno Martínez. Tiempos de paz, tiempos de guerra: la Cruz Roja y las colonias escolaresen España (1920-1937)


Así viven los niños en sus Colonias Escolares

Quince días van de Colonia Escolar, de aspirar a borbotones efluvios de naturaleza: quince días de vivir la vida plácida de este pueblecito—Cabo de Palos—, de Cartagena por institución municipal, de España toda por sus condiciones de centro veraniego, del Mundo por su situación de centinela avanzado en el Mediterráneo que es como serlo en la civilización universal.

Quince días para los niños de esta Colonia Escolar del Ayuntamiento de Cartagena viviendo y gozando, aumentándose de sol, de aire, de alimentos sanos y nutritivos; disfrutando vida amena y tranquila porque a ellos no llegan, porque ellos no sufren las amarguras de la babosa insidia. Ya nos libraríamos muy bien los que aquí, con los niños vivimos y de los niños cuidamos, de hacerles participes de tantos ratos de dolor como nosotros llevamos pasados. Los niños, sobre todo, y para los niños solo sonrisas, amor e interés sabemos poner cada uno de nosotros.

Por eso los niños de esta Colonia viven, corren, juegan, estudian espontanea y libremente en la naturaleza; sumergen sus cuerpecitos tiernos en las aguas acariciadoras del mar azulino; se airean y bañan de rayos ultra violeta en la playa suave; se abrazan en revolcones de casta sensibilidad a las arenas finísimas que les acogen tibias y amorosas en las horas mañaneras de estos ardientes dias agosteños.

Rien y retozan; restablecen su salud y, olvidan; olvidan la tragedla de sus pobres hogares; olvidan y se hacen la ilusión—siempre ilusos y soñadores—de que esto va a durar mucho tiempo.

Cualquiera habla a un niño de estos de abandonar la Colonia, de volver a su casa antes que termine. iCualquIeral Algunos que era preciso devolver a sus familias sehan resistido con llantos y pataleos; con lágrimas desconsoladoras contra las cuales no pudo nada el mismo deber de este Director. Ante ellas si que claudiqué y, fui vencido. No querían irse, imploraban llorando para no ser llevados, y, se han quedado.

¿Qué íbamos a hacer? El que se atreva a otra cosa, que pruebe; el que quiera .saber como están estos niños aqui que les hable de llevarlos; el que bobee calumnies, el que las escuche y hasta dude de los hombies, que fije su vista, anote circunstancias en este barómetro, el de mejor precisión, de los niños encariñados con la Colonia, con sus Maestros, y verá cual es la verdad; esa verdad que está en los niños, en sus labios y más en sus sentires.

Sentires de niños libres, de escolares infantiles que si juegan y se divierten, aprovechan también el tiempo en su formación educativa.

Y lo hacen sin planes rimbombantes, sin practicas absurdas, sin efectismos; sin programas preconcebidos para deslumbrar a incautos, pero que ni tienen realidad o la tienen contraproducente y hasta ridiculizada.

Estos cincuenta niños y niñas de la Colonia oficial de Cartagena en Cabo de Palos han vivido y viven la vida libre y activa; la labor educativa que surge expontánea, muchas veces de su propia iniciativa, y cuando no, presentándola para que propia de ios niños parezca.

Han hecho ejercicios físicos los que debieran y según debieran hacerlos, ateniéndose a indicaciones de facultativos; han realizado no pocas excursiones, pero excursiones de recreo, sin violencia ni cansancio, sintiéndose como transportados a la vida de los cuentos de hadas al atravesar la subterránea entrada de la Cala de Medina; al descender, ascender y asomarse a las grutas marinas del Baño Mayor, fantástica expresión de uno de aquellos cuadros de Nateau; al aventurarse con ojos y oídos por las bravas rocas de este trozo e costa que desafía al mar. Se han sentido héroes al trepar los 270 escalones del Faro de Cabo de Palos y desde sus elevadas terrazas contemplar el mar amplio, y verlo pequeño, pequeño, inofensivo bajo sus pies. Han aprendido cómo es y cómo funciona, y sin darse cuenta han fijado en sus recuerdos infantiles, en esos recuerdos que no se borran jamás, unas lecciones de Físico y de Historia, como las fijaron de Geografía e Historia Natural, como las relacionaron con la Literatura misma.

Si no aprendieron leccioncita preparadas para recitar, sí recogieron ideas, recuerdos, conocimientos para no olvidar; para conservar allá en sus edades mozas lo que por sí mismo viendo, aprendieron.

Unas y varias veces se han deslizado por las montañas de arena de "La Manga", esos terrenos donde están enclavados los del que seria inmenso beneficio humano. Preventorio Antituberculoso, sueño y anhelo de nuestro amigo, bienhechor y protector de los niños donÁngel Sánchez de Val, alma de estas Colonias, hombre bueno y sentimental que porque trabaja por ios niños, porque está en todos los detalles, porqué se preocupa, ve y observa todo, porque pone el corazón y se desprende de egoísmos y malas pasiones, no murmura, no insidia, no critica y censura lo que convencido está sólo aplauso merece.

Hasta los niños saben ya, porque los niños penetran en los sentimientos, cual es el sentir y soñar de ese hombre bueno, por el bien de los niños, y encariñados con ese anhelo, con ese proyecto del hombre,del amiguito grande, piden con frecuencia ir de excursión a La Manga y de allí acercarse a las salinas.

Lo hicieron la primera vez acompañándonos el amiguito de estos niños, niño también, colono honorario, Bernardo Sánchez, hijo de donÁngel. Repitieron la excursión y volverán a hacerlo y les será dada a conocer la instalación de la salinera, y será otra lección ocasional como será uno de estos días la que ya esperan con impaciencia de los señores Rojas, Más y Villabona, Jefe y empleados de la Radio cuya instalación y funcionamiento conocerán al detalle.

Y asi, día por día, trabajando como juego, jugando para trabajar, viven los niños de ia Colonia Escolar del Ayuntamiento de Cartagena.

Y cómo trabajan y juegan; cómo comen, su apetito envidiable; cómo disfrutan; sus emociones y sorpresas; los acontecimientos que se les han presentado; sus bienhechores y protectores; las visitas inolvidables que han recibido, siendo de recuerdo y agradecimientos eternos la del Excmo. señor gobernador civil,, mi antiguo amigo don Carlos Borrero; y hasta la cretina concepción que algunos seres tienen de los niños, de estas sus instituciones serán puntos a tratar en mi próxima crónica de colonias escolares.