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La República es nuestra y para siempre


A los hombres que mueren yo los sigo en su buscar por entre las raíces y los veneros fangosos, pues ellos y yo tenemos igual designio de ensueño debajo de la tierra. ¡Cállense todos los que no se sientan doblar de agonía hoy, día de espanto abrasado por teas de gritos, que esta mujer os dice que la muerte está en no ver, ni oír, ni saber, ni morir! 
Carmen Conde. Mientras los hombres mueren.

La República es nuestra y para siempre  
si sabemos honrarla; 
a defenderla unos en la lucha 
los otros, con el orden, a guardarla. 
Todos por ella y ella por nosotros. 
La república, hermanos, es España
Antonio Oliver Belmás. "La nueva reconquista", diario Nuestra Lucha.


Cuando España se gobierne por sí misma y sea la soberanía del pueblo la única fuente del poder, habrá una ley que dirá así: "Artículo 1.º Ninguna población, sea el que fuese el número de sus habitantes, podrá constituir Municipio si no tiene las escuelas que a aquel le correspondan y montadas éstas con arreglo a los adelantos de la ciencia. Manuel Más Gilabert, “En pro de la República”, diario  República.


El día 1 de febrero de 1933, Ángel Rojas Veiga hizo entrega al alcalde de Cartagena, Julio Casciaro Parodi, de dos banderas tricolor -gentileza de Salinera Catalana, empresa que gestionaba las salinas de Cabo de Palos-, para las escuelas de niñas y niños de la población  "para que el grupito de monárquicos que allí veranean vean ondear la Enseña Nacional y que se convenzan que también allí ha llegado la República". Diario republicano La Tierra. 2 de febrero de 1933


Miguel Hernández es el quinto por la derecha si se mira la foto de frente. A su lado está Antonio Oliver. Junto a éste, en el mismo centro de la imagen están Ángel Rojas Veiga y Rita Ferrer Solano, y justo debajo de ellos están sus hijos Pedro, sentado (el niño más pequeño), y Ángel, el primero a la izquierda mirando la foto. Fotografía del archivo de Ángel Rojas


La fotografía fue tomada el día 28 de agosto de 1935. Un día antes, Miguel Hernández había pronunciado una conferencia en Cartagena, dentro de las Misiones Pedagógicas, y para ese día había programado una excursión a Cabo de Palos junto a su amiga Carmen Conde y su amigo Antonio Oliver.


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