"Querido Antonio: De acuerdo con tus deseos, tengo el gusto de informarte sobre el viaje, estancia aquí, etc., de Gabriel Miró". Así comienza la carta que, fechada el 16 de marzo de 1936, Ángel Rojas Veiga escribió a Antonio Oliver, en la que le explicaba los pormenores de la vida de Miró en Cabo de Palos de esta manera:
"Gabriel Miró hizo el viaje de Alicante a Cabo de Palos en el año 1906 en el barco a vela 'Joven Marcos', tripulado por los hermanos Bautista Buigues, Marcos Buigues y Vicente Buigues, mandado por el primero de éstos. (Era allá por el 15 de agosto del expresado mes).
En el viaje fue acompañado de Alicante a Cabo de Palos por el escritor Antonio Sáez y su hermano Julio Sáez.
Con los medios de abordo les prepararon una toldilla para preservarles del gran sol reinante, debajo de la cual viajó nuestro eminente Miró, quien incesantemente expresaba la felicidad que experimentaba con la hermosura del viaje, sol intenso y mar tranquilo; sentíase a veces filósofo, otras poeta; en el curso de sus conversaciones con los acompañantes les confesó su intensa amargura por la falta de protección y de atención de que había sido objeto por parte de los gobiernos de España con motivo de ciertas obras presentadas por él, debido a lo cual hacía promesa de marcharse a Alemania o a otro punto del extranjero donde no fuese defraudado; que esta contrariedad la manifestaba con tono afable, pero con énfasis y decisión.
Fue desembarcado en la barra de Cabo de Palos. donde le esperaba su pariente, el doctor D. Antonio Ferrer, en cuya casa de la playa de Levante (véase la fotografía) fue hospitalizado.
Gustaba mucho de bañarse y demostró gran afición a la pesca, siendo su puesto preferido el llamado "Puesto del Cura" y su acompañante de pesca el simpático maestro D. Paco Ros Manzanares.
Durante su estancia en Cabo de Palos hizo grandes elogios de sus grandezas panorámicas, tan dotadas por la naturaleza y tan abandonado de protección oficial (mano del hombre).
Regresó a Alicante en la misma embarcación (Joven Marcos) en fecha aproximada del primero de septiembre de 1906.
Al año siguiente estuvieron en Cabo de Palos, también en casa del doctor D. Antonio Ferrer, la esposa de Miró y unas sobrinas de éste, cumpliéndose, al parecer, deseos del mismo, de que, ya que no podía venir él, que lo hiciese su familia.
En 1910 estuvo nuevamente D. Gabriel Miró en Cabo de Palos y también en casa del susodicho Sr. Ferrer.
Dejó Miró gratísimo recuerdo sobre los pescadores y veraneantes de Cabo de Palos, por su amabilidad característica y gran impresión directa".
Y aclaraba Ángel Rojas que tomó todos estos datos del patrón del "Joven Marcos", en el que viajó Miró de Alicante a Cabo de Palos y en la vuelta.
Antonio Oliver había pedido a Ángel Rojas Veiga información sobre el viaje de Miró a Cabo de Palos para la elaboración de su su libro Naturaleza y poesía en la obra de Gabriel Miró, que publicó en abril de 1936.
Bajo (el faro), truena la mar, quebrándose en los filos y socavones de la costa, y se canta y se duerme ella misma, madre y niña, acostándose en la inocencia de las calas (Gabirel Miró)
"Estampas del faro" forma parte de una serie de relatos que Gabriel Miró publicó en el periódico barcelonés La Publicitat entre 1919 y 1920 y que fueron recogidos en 1921 en el libro El ángel, el molino y el caracol del faro.
"¿Y suceden naufragios? ¿Veré yo naufragios? Me ha mirado el viejo hasta el corazón. Hace tres semanas se hundió el Sicilia. Aún salen ahogados".
La proa abierta, el barco hundiéndose de espaldas, la siesta, la joven monja, el obispo americano, la pareja florentina recién casada... Las similitudes entre el relato de Gabriel Miró y la historia del Sirio son evidentes. El poeta cartagenero Antonio Oliver Belmás aporta datos concluyentes en su obra Naturaleza y poesía en la obra de Gabriel Miró.
En una de las Misiones Pedagógicas que organizó Antonio Oliver en 1933 en la Escuela de Cabo de Palos "para hombres y mujeres del lugar", cuenta el poeta que leyó ante los asistentes varios fragmentos de las "Estampas del faro" de Miró y que algunos de los presentes que participaron con sus barcos en el rescate de náufragos reconocieron en el Sicilia del relato al buque italiano Sirio. Según Oliver, “la familia de Miró se hallaba aquel verano en Cabo de Palos, en casa de su tío, el médico cartagenero Antonio Ferrer, mientras que Miró, retenido por sus quehaceres, permanecía en Alicante". Los hermanos Buigues fueron a Alicante en su Joven Marcos, y de parte del doctor Ferrer buscaron allí a Gabriel Miró, invitándole a marchar a Cabo de Palos. Cuentan que Miró se entusiasmó ante tan magnífica oportunidad. "Se creería acaso un héroe clásico, que iba a surcar aquella mañana el Mediterráneo. Aceptó jubiloso”, dice Oliver. Durante el viaje en el Joven Marcos, Bautista Buigues y sus hijos relatarían al escritor con detalle los acontecimientos del “Sirio”, y años después el recuerdo de esa historia, “reelaborado y quintaesenciado”, como apunta Heliodoro Carpintero, estudioso y amigo de Miró, en su obra Gabriel Miró en el recuerdo, resurgió en sus "Estampas del faro", incluídas en el libro El ángel, el molino, el caracol del faro.
En el artículo de Oliver Belmás se concreta, además, alguna de las costumbres que el escritor tenía en sus estancias en la costa cartagenera, información que obtuvo por carta de Ángel Rojas Veiga: “En Cabo de Palos, Gabriel Miró pasaba largas horas en el llamado 'Puesto del Cura', donde se entregaba a la contemplación y al ensueño. Le gustaba ver desde las calas, la salida de la luna. No recataba su entusiasmo por las grandezas panorámicas de Cabo de Palos, a cuya torre –sombra que no quiso pisar– subió sin duda alguna más de una vez". A primeros de septiembre de 1906, Miró regresó a Alicante a bordo del Joven Marcos, volviendo en 1907, en 1910, "y aun años más tarde a Cabo de Palos, pero nunca ya de aquella forma tan deliciosa y sugestiva”.
Recoge también el escritor Mariano Moreno Requena en su artículo "Miró y Murcia", que el escritor y pintor de La Unión, Asensio Sáez, recibió de Clemencia Miró, la hija menor del escritor, el encargo de realizar las ilustraciones para unas ediciones de lujo de las novelas de Oleza y El ángel, el molino, el caracol del faro, señaló "el sincero afecto que la familia Miró mostró siempre por Cabo de Palos y su mar". En un artículo escrito para conmemorar la muerte de Clemencia, con la que mantuvo una frecuente relación epistolar en la etapa final de su vida, se apunta el deseo de ésta por volver a Cabo de Palos, lugar de los recuerdos de su infancia. “Releo sus cartas. Constantemente, –escribe A. Sáez– la alusión al paisaje gozado, al mar de la infancia: Cabo de Palos. El gran cirio del faro, la arena blanca de la Manga del Mar Menor, el molino de ocho velas... “¿Hay en Cabo de Palos un hotel aceptable? ¿En la Barra, la playa, dónde?” (...) El mar. El mar siempre. ¿Un hotel aceptable en Cabo de Palos? No, no hubo hotel aceptable. Entonces Cabo de Palos era todavía un lugar recoleto, perdido en una esquina de Murcia. Ahora, decía, a los trece años de su muerte, en una tarde de invierno adelantado, con lluvia –¡porqué lloverá sobre el mar!–, he vuelto a pasar, una vez más, ante la casa de Cabo de Palos donde los Miró habitaron muchos veranos”.
Sigue contando Mariano Moreno que "en otro artículo de Asensio Sáez publicado en ABC, en esta ocasión para conmemorar el centenario del nacimiento del escritor alicantino (1979), hallamos nuevas informaciones acerca de las costumbres de Miró en sus estancias en Cabo de Palos, así como otras muestras de los buenos recuerdos que la familia Miró guardaba del lugar": Antonio Ros, oftalmólogo español afincado en México y vecino de Miró los veranos en Cabo de Palos, refiere a Asensio Sáez cómo el escritor solía invitarle a "acompañarle por el acantilado, a lo que él llamaba ‘sacar la luna’. Por el roquedal, salvando vacíos y recibiendo el rocío bautismal del oleaje, ganaba el horizonte despejado, el agua desnuda y grande, para aguardar, efectivamente, expectantes, el acontecimiento de ver nacer la luna, redonda como la corona de los santos, entera y blanca, goteando mar”.
Como dice Antonio Oliver en "Naturaleza y poesía en la obra de Gabriel Miró", el autor "incorpora a su labor literaria esta zona geográfica de la provincia de Murcia, que inmortaliza para siempre” en las páginas de las "Estampas del faro".
Pero, por si había alguna duda, queda la afirmación tajante de Antonio Oliver en el capítulo "Un viaje marítimo de Miró", perteneciente al ensayo Última vez con Rubèn Dario: literatura hispanoamericana y española.