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Katia Hueso: «Una salina es de los pocos paisajes antropogénicos que genera biodiversidad, en vez de destruirla»

ANSE

 
katia Hueso en las salinas de Marchamalo durante las Jornadas Internacionales de restauración salinera 2025 Foto: Alicia Delicado, ANSE

Con motivo de la reciente publicación y presentación del Manual de Restauración Ecológica de Salinas en Europa y el Mediterráneo —elaborado en el marco del proyecto Resalar — entrevistamos a Katia Hueso, doctora en Biología y responsable de la redacción de esta guía.

Katia Hueso siempre ha luchado por la defensa y puesta en valor del patrimonio salinero. En 2002 fundó la Asociación de Amigos de las Salinas de Interior, que en 2013 dio lugar al Instituto del Patrimonio y Paisajes de la Sal (Ipaisal), una entidad independiente y sin ánimo de lucro dedicada a la investigación, conservación y divulgación de estos paisajes únicos. Además, lidera la consultora ambiental Ipaisal Soluciones S.L., especializada en medio ambiente, formación y desarrollo local.

Hoy conversamos con ella sobre su opinión y perspectiva patrimonial del proyecto Resalar.

  • Teniendo en cuenta las experiencias que conoces de restauración de salinas tradicionales, ¿crees que es una buena idea de desarrollo local la patrimonialización de salinas como las Salinas de Marchamalo?

La restauración de salinas tradicionales debe incluir los aspectos patrimoniales, para que la salina recupere su funcionalidad de forma integral y por tanto, actúe como soporte de la biodiversidad y las relaciones tróficas que en ella se dan. No se puede desdeñar el rol que tienen las infraestructuras salineras (canales, compuertas, balsas, motas) para que el agua pueda circular y, por tanto, dar vida. El conocimiento del manejo del agua es por tanto también un aspecto importante de esta recuperación. La combinación de sus valores naturales y culturales es la que hace que sea un paisaje vivo. Marchamalo es un ejemplo interesante, por su estado inicial de conservación relativamente bueno, su ubicación en un lugar de afluencia de público y su tamaño, que la hace comprensible en su conjunto para el visitante. Servirá sin duda de escaparate e inspiración de buenas prácticas en restauración ecológica integrada en salinas abandonadas o en declive.

Por otro lado, también destaca su compromiso con la educación en la naturaleza que se refleja en iniciativas como el Grupo de Juego en la Naturaleza Saltamontes y el proyecto Naturaleza Inclusiva, y sus diversos libros sobre esta temática.

  • ¿Qué crees que puede aportar a la sociedad y a la economía esta patrimonialización de las salinas?

La patrimonialización de salinas como Marchamalo presenta oportunidades diversas de aprovechamiento de los recursos que ofrecen, más allá de la sal. Pensemos en los lodos y las aguas madre para baños y productos cosméticos; en plantas halófilas para alimentación, forraje o sujeción de suelo; en bacterias para desarrollos biotecnológicos o industriales o la acuicultura para alimento o remediación ambiental. También los recursos inmateriales, como el paisaje, el oficio salinero o las tradiciones asociadas a la sal, que contribuyen al turismo responsable, al bienestar, la inspiración artística y la educación ambiental. Todo ello constituye un catálogo de ideas para el emprendimiento local, la creación de pequeñas empresas que buscan ofrecer productos y servicios menos estacionales y dependientes del turismo de sol y playa. Se contribuye así, a escala local, a la sostenibilidad y economía circular y, por tanto, a un planeta mejor, a escala global.

  • Muchas de las salinas del interior y litorales fueron abandonadas porque dejaron de ser rentables, hoy en día siguen sin serlo, ¿cómo sería viable y rentable económicamente garantizar una salinera tradicional en la actualidad, haciendo posible también la sostenibilidad?

Está claro que la producción de sal por sí misma no puede sostener a una salina tradicional, dada la fuerte competencia de empresas de gran tamaño, el precio tan asequible de la sal industrial y la facilidad de su transporte y distribución. Las pequeñas salinas deben apostar por una diversidad de productos y servicios compatibles con la conservación y, en la medida de lo posible, con la producción de sal de alta calidad, que tenga su salida en mercados nicho como el gourmet. Apoyándose estos productos y servicios entre sí, se garantiza la resiliencia y adaptabilidad de las salinas. Se trata de paisajes culturales complejos y multifuncionales, que ya no se centran en el negocio de la sal, sino en el aprovechamiento de todos sus recursos de manera coordinada y responsable.

  • Desde el punto de vista de la biodiversidad. ¿Qué papel puede jugar el mantenimiento de estas salinas para la conservación de los ecosistemas asociados a ellas?

Una salina es de los pocos paisajes antropogénicos que genera biodiversidad, en vez de destruirla. El sistema secuencial de balsas con concentración creciente de sal que se utiliza para producir la sal con la mayor pureza posible crea ecosistemas salinos diferentes, cada uno con su red trófica específica. Los organismos halófilos (es decir, amantes de la sal), suelen tener un rango de salinidad óptima estrecho y son muy vulnerables a cambios en el ambiente, por lo que cada grupo de balsas es único. En una salina abandonada, todo el conjunto se dulcifica y uniformiza, perdiéndose la diversidad de organismos adaptados a cada salinidad. Mantener el circuito hidráulico en funcionamiento es por tanto clave para asegurar el buen estado de salud de los ecosistemas salinos y la biodiversidad que alberga cada grupo de balsas. El adecuado diseño y mantenimiento de las infraestructuras salineras (diques, motas) es también clave para que arraiguen las especies de plantas, invertebrados y aves típicas de estos lugares, teniendo en cuenta aspectos como la pendiente, la profundidad del agua, el tipo de sustrato y la exposición a predadores. Una salina en funcionamiento necesita que su infraestructura esté en buen estado y, por tanto, proporcione refugio a estas especies.  

  • En cuanto a las Salinas de Marchamalo, has visitado las salinas y conoces el proyecto Resalar porque has participado en varias jornadas y talleres, ¿hay alguna característica específica que destacarías de esta restauración? ¿qué aprendizaje sacarías de éste proyecto?

El proyecto de restauración de las salinas de Marchamalo ha sabido encontrar un delicado equilibrio entre conservación de biodiversidad, rehabilitación patrimonial e innovación tecnológica, tres aspectos difíciles de aunar. Por su tamaño y ubicación, tienen un gran potencial de visibilidad, no sólo a escala local, sino regional e incluso internacional. Los asistentes a los diferentes eventos, muchos de ellos extranjeros y con experiencia en restauración, han quedado gratamente impresionados. Otro aspecto por destacar de la actuación en Marchamalo, es la complejidad administrativa a la que se han tenido que enfrentar, con diferentes figuras de propiedad en la salina y numerosas administraciones implicadas, tanto por rango como por sector. ANSE y WWF-España, con su amplísima experiencia en otras lides, han sabido sortear estos obstáculos y dar por ello ejemplo para otros lugares similares que se animen a seguir su camino.

El proyecto RESALAR tiene el objetivo de regenerar espacios del litoral del Mar Menor y su biodiversidad para fortalecer la resiliencia del litoral frente al cambio climático y mejorar e incrementar los servicios ecosistémicos que proveen a la sociedad.

Este proyecto, que coordina la Fundación ANSE, y en el que participan la Asociación de Naturalistas del Sureste, WWF-España y el Instituto Español de Oceanografía, Centro Nacional de la Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IEO-CSIC), cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), que aporta el 95% de la financiación del proyecto, en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), financiado por la Unión Europea – NextGenerationEU, y se encuentra vinculado al Marco de Actuaciones Prioritarias para la recuperación del Mar Menor del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. El proyecto cuenta con la cofinanciación de la Fundación Estrella de Levante y con la colaboración de Salinera Española y de Biocyma.