Asociación Memoria Histórica de Cartagena
El Arsenal es uno de los Lugares de la Memoria que más merece destacarse en la ciudad de Cartagena, por haber sido determinante, no de uno sino de varios de los sucesos más importantes de nuestra reciente historia: Así, se trata del lugar al que llegó a las 4 de la mañana y desde el que partió a las 5 el todavía rey Alfonso XIII a bordo del entonces llamado crucero Príncipe Alfonso (que regresó con el nombre de Crucero Libertad) en la madrugada del 13 al 14 de abril 1931, momento que constituyó el final de la monarquía inmediatamente antes de la proclamación de la II República Española.
Tres años más tarde, en 1934, cobró una especial relevancia por haber sido el principal foco de un complot anarquista sofocado por las fuerzas gubernamentales.
Se convirtió después en el foco principal, en Cartagena, en 1936, de la conspiración contra la II República.
Después del golpe de estado del 18 de julio, que fracasó en esta ciudad, se convirtió en la sede principal de la Base Naval de la II República.
Muchas personas cartageneras nostálgicas del franquismo y opuestas a la tarea de recuperación para la memoria de los hechos históricos de la represión franquista, cuando hablamos de las víctimas republicanas, citan los asesinatos y ejecuciones de jefes y oficiales golpistas ocurridos durante los primeros meses del golpe como “argumento de la equidistancia”. Respecto a la represión de jefes y oficiales de Marina en la zona republicana durante la guerra, tenemos que decir que hubo en toda España un total de 319, de los que una mayoría, 143, ocurrieron en Cartagena. Efectivamente, los jefes y oficiales que secundaron la sublevación contra la República fueron duramente reprimidos, pero en su mayor parte estas muertes violentas lo fueron a manos de grupos extremistas incontrolados; casi el 90% de los ajusticiamientos fueron extra-legales, al contrario de lo ocurrido al final de la guerra.
Tras la derrota republicana se celebraron en el interior del arsenal numerosos consejos de guerra de los catorce mil sumarios que tuvieron lugar contra treinta y dos mil hombres y mujeres de la ciudad. Consejos de guerra sin garantías procesales ninguna, auténticas farsas en que ya estaba decidida la sentencia antes de su celebración.
En su campo de deportes se ejecutaron, por fusilamiento, 180 penas de muerte de republicanos.
Tras las ejecuciones, la tropa desfilaba ante los cadáveres y también se hacía que lo presenciaran los trabajadores civiles del arsenal mientras la banda de música interpretaba el himno nacional de los franquistas y el Cara al Sol.
Podemos destacar dos ejemplos de situaciones que se dieron en Cartagena pero no en otros lugares:
1ª: En bastantes ocasiones por parte de algunos guardianes, se avisaba a los familiares que se iba a llevar a cabo la ejecución, por lo que a veces, algunos de ellos pudieron asistir. Un rasgo de piedad que no se dio en muchas plazas conquistadas.
2ª: El banco de las viudas: En la primera fila del público se sentaban totalmente enlutadas unas mujeres, viudas de marinos rebeldes que habían muerto durante la guerra, que asistían a muchos de los juicios para amedrentar a los acusados y conmover al tribunal, buscando mayor dureza en las penas. Esto lo cuenta en su libro “Los días de la victoria” Manuel Martínez Pastor, que también narra que dichas viudas no tenían problema, después de los consejos, en ir a los bailes que celebraban por las tardes los vencedores. Luto por la mañana y festejos por la tarde.