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Una vocación no traicionada: La voz plural de Carmen Conde en los medios de comunicación

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Carmen Conde en los estudios de Radio Nacional de España en 1948. Patronato Carmen Conde Antonio Oliver


Manuel A. Broullón-Lozano*.- Carmen Conde (Cartagena, 15 de agosto de 1907 – Majadahonda, 8 de enero de 1996) es una de las más importantes intelectuales del siglo XX. Fue ante todo escritora y, en 1967, obtuvo el Premio Nacional de Poesía con motivo de la publicación de su Obra completa por la editorial Biblioteca Nueva.

El 9 de febrero de 1978 fue elegida académica de número. Ocupó la silla K desde el 28 de enero de 1979 hasta su fallecimiento. Se convirtió así en la primera mujer que accedió a la Real Academia Española de la Lengua, tras las negativas que anteriormente habían recibido Gertrudis Gómez de Avellaneda y Emilia Pardo Bazán. En su discurso de ingreso, titulado “Poesía ante el tiempo y la inmortalidad”, fue tajante:

“Señores académicos:

Mis primeras palabras son de agradecimiento a vuestra generosidad al elegirme para un puesto que, secularmente, no se concedió a ninguna de nuestras grandes escritoras ya desaparecidas. Permitid que también manifieste mi homenaje de admiración y respeto a sus obras. Vuestra noble decisión pone fin a una tan injusta como vetusta discriminación literaria”.

Constante Carmen Conde

Un perfil tan brillante solo es producto de una férrea voluntad y de la capacidad de reacción ante las circunstancias. Resulta significativo que en 1924 escribiera a mano sobre un retrato suyo: «Soy constante».

Retrato de una mujer a principios de siglo XX que está de pie y lleva un vestido largo.
Retrato de estudio de Carmen Conde (Haro Hermanos, fotógrafos, Cartagena, 1924). Dedicatoria al dorso para Joaquina Mercader, fechada el 16 mayo 1924. Manuscrito: Soy constante. Fotografía del Patronato Carmen Conde-Antonio Oliver, Author provided

Su juventud y primera obra coincidieron con decisivos cambios históricos. Era el momento del tránsito de la primera a la segunda ola del feminismo, patente en la publicación de “La mujer moderna y sus derechos” de Carmen de Burgos en 1927, y la aprobación del voto femenino en las Cortes republicanas el 1 de octubre de 1931, por iniciativa de Clara Campoamor.

En aquellos mismos años, el cine ya se había consolidado como el gran espectáculo, al tiempo que la radio llegaba para quedarse en los hogares. No en vano, cuando Carmen Conde contactó con el escritor y editor murciano Andrés Cegarra Salcedo en 1924, este le aconsejó hacerse notar en la prensa y en la radio en vez de dar un libro a la imprenta –el primero que publicó la autora, Brocal, no llegaría hasta 1929–.

Así la voz de Carmen Conde se alzó a través de las ondas por primera vez el 14 de diciembre de 1925 en Radio Cartagena, la decimosexta emisora autorizada en España. Ese mismo día apareció publicada en la prensa su obra de teatro breve A los acordes de la pavana. Recuerda la escritora en el tercer tomo de sus memorias:

“ahora diré que gracias a su publicación y pago en la revista catalana (¡tan ñoña!) ‘Lecturas’, pude instalar en mi hogar luz eléctrica. Primera ventaja material de mi literatura: ¡Oh, noche iluminada de mi casa pequeñísima, por amantes de 25 bujías! […] Ya, por virtud de un éxito económico, aquella piececilla o piecezucha que también galardonaron en los Juegos Florales de Albacete simultáneamente, yo podía leer y escribir con más descanso. No estaba lejos el día en que compraría a plazos mi primera máquina de escribir”.

Del cine a la radio

Durante la posguerra, el trabajo en los medios de comunicación le ofreció un sustento económico tras haber sufrido dos procesos sumarísimos por su participación en las Misiones Pedagógicas de la Segunda República.

En los estudios cinematográficos Roptence trabajó como minutera y script –encargada de que haya continuidad y coherencia en las películas–, durante los rodajes de Ana María y El huésped del cuarto número 13, desde 1942. Pero el oficio del cine era muy duro.

Una mujer y dos hombres observan una escena durante un rodaje.
Florian Rey, su sobrino; a la izquierda, Carmen, y a su derecha, Casimiro Hurtado en los Estudios Roptence de Madrid (diciembre 1942-febrero 1943). Fotografía del Patronato Carmen Conde-Antonio Oliver, Author provided

Por ello, en la primavera de 1946 optó por dedicarse exclusivamente a la radio. Había colaborado con Radio Cartagena en los años 20, con Radio Murcia desde 1934 y durante la Guerra Civil, y con Unión Radio –actual Cadena SER– con motivo de la emisión de su obra de teatro Aladino en 1943.

Pero Radio Nacional de España le ofrecía la posibilidad de adaptar sus obras literarias para el gran público junto a reseñas, biografías y reflexiones, en programas como Revista literaria para niños o En voz de mujer. En estos espacios divulgó toda una antología de escritoras tanto de la tradición como de entre sus contemporáneas, a quienes dio voz a través de las ondas.

Trabajó en Radio Nacional, el Tercer Programa –actual Radio 3– y Radio Intercontinental hasta los años ochenta. Con la llegada de la televisión, también fue asesora y guionista del nuevo medio. Televisión Española emitió los telefilmes Dos niños buscan (1972) y Las oscuras raíces (1973), entre otros, con guion o argumento suyo. También participó en programas como Leyendas tele club (1968) o Esta es mi tierra (1983).

Una mujer en un estudio de radio de los años 40 mirando a cámara.
Carmen Conde en los estudios de Radio Nacional de España, disertando sobre la inauguración del VII Curso para extranjeros. Madrid, 15 abril 1948 (Gómez Matesanz, fotógrafo oficial de RNE). Fotografía del Patronato Carmen Conde-Antonio Oliver., Author provided

Su habitación de libros

Carmen Conde logró en los medios de comunicación un sustento económico, un altavoz cultural y “una habitación propia” –tomando prestado el lema de Virginia Woolf de 1929– donde dar cumplimiento a su voluntad creadora.

En 1941, la poeta se mudó al primer piso del número 3 de la madrileña calle Velintonia, alquilado por Amanda Junquera y Cayetano Alcázar. El bajo lo ocupaba Vicente Aleixandre. Allí, Carmen Conde no solo vivió una temporada, sino que tuvo su propio “cuarto de libros” hasta la muerte de Amanda Junquera, su compañera de vida, en 1986. Allí rubricó, de hecho, el primer manuscrito de su obra cumbre Mujer sin Edén el 10 de enero de 1945. También siguió recibiendo su correspondencia en Velintonia durante mucho tiempo.

Aquella casa, igual que su espacio semanal en la radio, se convirtió en algo más que en “una habitación propia” para ella sola. Fue un espacio donde trabajó y conversó con otras y otros poetas, igual que las palabras contenidas en cada uno de los volúmenes de aquel “cuarto de libros” convivieron en las estanterías.

Conde trató de construir un lugar en el que “existe paz en saber que se mantuvo fidelidad a la vocación no traicionada”, tal como concluye su discurso de ingreso en la Academia.


*El autor quiere agradecer al Patronato Carmen Conde-Antonio Oliver y Difusión Documental-Fondo Documental de RNE su ayuda en la elaboración de este artículo.


Manuel A. Broullón-Lozano

Personal docente e investigador de la Sección departamental de Literaturas Hispánicas y Bibliografía en la Facultad de Ciencias de la Información, Universidad Complutense de Madrid


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