Norah Borges, Guillermo de Torre y Antonio Oliver sentados en un banco del
Paseo del Muelle de Alfonso XII (detrás, la escalinata de la Muralla del Mar),
Cartagena. 3 abril 1934. Foto: Carmen Conde (Patronato Carmen Conde - Antonio Oiver)
Norah Borges, seudónimo de Leonor Fanny Borges (Ciudad de Buenos Aires, 4 de marzo de 1901-20 de julio de 1998), fue una artista plástica y crítica de arte argentina perteneciente al Grupo de Florida, hermana del escritor Jorge Luis Borges, quien la apodaba Norah y la retrataba así:
En todos nuestros juegos era ella siempre el caudillo, yo el rezagado, el tímido, el sumiso. Ella subía a la azotea, trepaba a los árboles y a los cerros yo la seguía con menos entusiasmo que miedo
J. L. Borges, Norah
Como pintora naïf, Norah se vinculó a la vanguardia literaria formada por el Grupo de Florida; desde Prisma empezó a divulgar el Ultraísmo en Argentina, pero entonces explotó el influjo del Cubismo que había empezado a asimilar con sus contactos franceses en España en sus ilustraciones para revistas como Mural, Proa o Martín Fierro, recuperando las imágenes de balaustradas y maceteros de las casas porteñas e imágenes en extinción como las que habitan la primera edición de Fervor de Buenos Aires (1923), el libro poético de su hermano Jorge Luis.
En 1923 la revista surrealista francesa Manomètre de Lyon y en 1924 Martín Fierro publicaron sus pinturas. En 1926 expuso 75 trabajos (óleos, xilografías, dibujos, acuarelas y tapices) en la Asociación Amigos del Arte. Contrajo matrimonio en 1928 con Guillermo de Torre, escritor y crítico español, estudioso del movimiento ultraísta y gran experto en las vanguardias artísticas y literarias, a quien había conocido en España cuando apenas tenía 19 años; de él tuvo dos hijos.
Guillermo de Torre Ballesteros (Madrid, 1900-Buenos Aires, 14 de enero de 1971) fue un ensayista, poeta ultraísta y crítico literario y de arte español perteneciente a la generación del 27.
espués de la publicación de los poemas ultraístas Hélices (1923), se orientó definitivamente al cultivo del ensayo literario, donde destacó como comentador del fenómeno estético vanguardista. Fue colaborador habitual de Revista de Occidente, Sur y El sol, y fundador, junto con Giménez Caballero, de La Gaceta Literaria (1927) y, junto con Pedro Salinas, de Índice Literario (1932). Desde 1956 fue catedrático de la Universidad de Buenos Aires, donde fijó su residencia. Sus volúmenes más importantes son Literaturas europeas de vanguardia (1925, reeditado y ampliado en 1965), La aventura y el orden (1943), Problemática de la literatura (1951), Las metamorfosis de Proteo (1956), El fiel de la balanza (1961) y Tres conceptos de la literatura hispanoamericana (1963).
Norah y Guillermo en 1928. Revista Archivo Literario
Norah Borges y Guillermo de Torre tenían gran amistad con Carmen Conde y Antonio Oliver por lo que visitaron Cartagena en 1934.
"Los días que los dos matrimonios pasaron en Cartagena fueron memorables sobre todo para Norah que insiste en recordarlos una y otra vez ante su corresponsal española. Lo que une a ambas en este epistolario, además de la amistad, es la publicación de un libro, Júbilos, segundo de Carmen Conde, que se embelleció con seis dibujos de Norah. Esta obra supuso un gran espaldarazo para la carrera de la joven escritora que pasó a ser conocida en el ámbito nacional. Fueron numerosos los halagos que los críticos de la época le dispensaron y a ello, seguramente, ayudó Guillermo de Torre, poseedor de una amplia agenda de contactos entre los círculos literarios madrileños.
Ajena a lo que se venía encima, Norah Borges marchó a finales de 1935 a su tierra. Un poco antes comunica a Carmen que, como le había ocurrido a ella, también había perdido un niño que esperaba. El tono fraternal y confdencial asoma por momentos en las cartas que ambas intercambian. Poco antes de estallar nuestra cruenta guerra civil, Norah se muestra ajena al estropicio que se avecina. De este modo comenta a su amiga que no sabe qué hará el próximo verano. Desconocía de hecho que poco después habría de partir hacia París para, en 1937, regresar de nuevo a Buenos Aires en un segundo trasplante que quizás habría de ser definitivo.
Carmen Conde y Antonio Oliver, pese a sus simpatías republicanas, optarán por quedarse en España, en una España que ellos mismos pintan en tonos oscuros. Sorprende la ironía con que Carmen Conde se burla del régimen franquista en una fecha tan temprana, y tan temible, como 1939, el «Año de la Victoria»".
Fieles al presente. Cartas intercambiadas entre Guillermo de Torre, Norah Borges, Carmen Conde y Antonio Oliver. Pablo Rojas