Pedro María Egea Bruno: "Me han amenazado de muerte por mis investigaciones sobre memoria histórica"
El investigador es galardonado con el Premio Memoria Histórica de la Región: "Ha sido una trayectoria muy larga y sembrada de espinas"
ENTREVISTA
Por Jaime Ferrán. La Opinión de Murcia
28/11/2020
Para Pedro María Egea Bruno, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Murcia, su trabajo como investigador de la memoria histórica tiene el objetivo de «cerrar heridas», al contrario de lo que muchos piensan. Lleva más de 30 años dedicado a restaurar un pasado que fue «manipulado» y acaba de ser galardonado con el Premio Memoria Histórica de la Región de Murcia, otorgado por la asociación de memoria murciana.
¿Qué significa este premio para usted, después de tantos años de investigación?
Reconforta mucho teniendo en cuenta las situaciones tan dramáticas en las que me he encontrado desarrollando estas investigaciones. Mi primera publicación, ‘La represión franquista en Cartagena’, salió en 1987 y tuvo una respuesta muy hostil por parte de un sector muy reaccionario. Me llegaran a amenazar de muerte por teléfono, me interrumpían grupos de extrema derecha en medio de conferencias, tenía presiones continuas... Ha sido una trayectoria muy larga y sembrada de espinas. Por fortuna, ahora me siento arropado por un movimiento de memoria histórica capaz de impulsar estos trabajos.
¿No se sintió arropado en sus comienzos?
Yo trabajaba entonces en la UNED, en Cartagena. Es una universidad con escasa presencia de alumnos y nula vida universitaria. Ni esta institución ni la sociedad cartagenera de entonces me apoyó. Pero yo creía que era importante conocer quiénes eran las víctimas de la represión, así que fui al Registro Civil de Cartagena y, hoja por hoja, creé una lista con los fusilados. Eran chicos de 18, 19 y 20 años. Día tras día. Salía del juzgado derrotado.
Ha llovido mucho desde entonces, pero hoy en día el tema sigue levantando ampollas.
Sí, hay un sector en la sociedad española, máxime en Murcia, reacio a aceptar que es necesario recuperar esa parte de la historia que fue suprimida, manipulada y humillada durante mucho tiempo. Es hora ya de recuperarla. No se trata de abrir heridas, sino de cerrarlas. Ningún país puede avanzar sin hacerlo. Tenemos el ejemplo de Alemania e Italia, que asumieron su historia y la imparten en los colegios.
¿Por qué Murcia es especialmente reacia?
En Murcia hay una tradición conservadora muy acentuada que estamos viendo en las últimas elecciones. Esta gente piensa que la historia se está reescribiendo y no es así. Hay una frase muy conocida que dice: «La historia se hace dos veces. La primera la hacen los vencedores y, la segunda, los historiadores». Este sector reacio a la memoria histórica solo acepta la verdad del franquismo.
¿Es la memoria histórica una cuestión ideológica? Parece que solo agrada a la izquierda.
La derecha ha politizado el tema y lo ha convertido en una cuestión ideológica. Sin embargo, tiene que ver con el reconocimiento a unas víctimas que todavía están en las cunetas.
¿Qué le parece lo que está haciendo el Ayuntamiento de Murcia con la Cárcel Vieja?
Es un caso sangrante que conozco bien. Cuando comenzó el proyecto, mi departamento de la UMU envió un escrito al alcalde para pedir permiso para entrar con un fotógrafo y recuperar los grafitis que allí habían dejado los presos. Es un tema de estudio histórico, pero no nos dejaron. Se está perdiendo patrimonio.
¿Qué otros emblemas hay en la Región de Murcia?
Para mí los más importantes son los campos de trabajo, que en realidad eran campos de concentración. En la ciudad de Murcia está el Convento de las Agustinas, pero también hubo en Totana, en Archena, en Ascoy, en Cartagena... Convendría hacer un itinerario para recuperar a nivel popular estos enclaves. Por ejemplo, la plaza de toros de Cartagena fue también un lugar de presidio para miles de republicanos. Por otra parte, en la Región todavía quedan fosas comunes por catalogar y por exhumar, concretamente en Calasparra, en Cartagena, en Mazarrón y en Murcia.
Y aún quedan muchas calles con nombres franquistas.
Lo del callejero es fundamental. El 80% de los municipios de la Región incumple la Ley de Memoria Histórica. El barrio de Vistabella, por ejemplo, está plagado de nombres falangistas. Esto es impensable en democracia.
¿Y por qué no se aplica la ley?
Queda la vía judicial, pero es costosa para unas asociaciones con pocos recursos.
¿Cree que es un error que el aeropuerto de la Región lleve el nombre del inventor del autogiro, Juan de la Cierva?
Gestionó la compra del avión que llevó a Franco de Canarias a Tetuán y también participó en la compra de armas para el bando franquista. Es sorprendente que el ministro Ábalos, un socialista, haya dado el visto bueno. O no conoce la historia o no le da mayor importancia.