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Escuadras de la muerte: militares, Falange y terrorismo en la II República

Por Roberto Muñoz Bolaños

  • 1 Mosse, George L., Soldados caídos : la transformación de la memoria de las dos guerras mundiales, Z (...)
  • 2 Kautsky, Karl, Terrorismo y comunismo, Madrid, Biblioteca Nueva, 1920, p. 191.
  • 3 Ibid., p. 199.
  • 4 Ibid., p. 274.

1El concepto de brutalización referido a las características de la política en el periodo de entreguerras adquirió carta de naturaleza académica con la publicación de la obra de George L. Mosse, Soldados caídos,1 en 1990. Sin embargo, no era una idea original del historiador germano-norteamericano, sino que ya había sido desarrollado por el teórico marxista alemán Karl Kautsky en 1920, vinculándolo con tres procesos que tuvieron lugar entre 1850 y 1920 : la extensión del servicio militar universal que « cultiva la afición a la lucha sangrienta » ;2 la Primera Guerra Mundial que « brutalizó a casi todas las capas de la población » y « fomentó la aparición de concepciones primitivas porque desarrolló intensamente las ideas militaristas »,3 y la Revolución bolchevique y sus consecuencias, que implicaron el « desencadenamiento de la guerra civil en el mundo durante una generación »4.

  • 5 Véase Aróstegui, Julio (ed.), « La militarización de la política durante la II República », Histori (...)

2En España, esta brutalización cobró gran intensidad durante la II República, a pesar de la no participación en la Gran Guerra y de que el servicio militar universal se introdujo tardíamente ; jugando un papel clave en su desarrollo el tercer componente, el triunfo bolchevique, desencadenante de una dialéctica revolución-contrarrevolución que culminaría en el conflicto civil. Esta trascendencia explica que haya sido objeto de un estudio de cierta profundidad, en el que han destacado autores como Aróstegui, González Calleja o De Rey5. El objetivo que nos proponemos es profundizar en esta línea de investigación, analizando la relación existente entre determinados sectores del Ejército y las campañas terroristas de Falange Española y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FE de las JONS) durante la II República, con la finalidad de desarrollar la siguiente hipótesis : estas acciones se articularon en dos dinámicas políticas claramente diferenciadas. La primera, que correspondió al año 1934, estuvo definida por la subordinación del partido fascista a la estrategia de desestabilización de la II República desarrollada por los monárquicos alfonsinos. La segunda, que se inició a partir de febrero de 1936, tuvo un doble objetivo. Por un lado, apoyar la conspiración militar que se estaba gestando, mediante la desestabilización del régimen republicano ; coadyuvando así a legitimar la intervención de las Fuerzas armadas (FAS). Por otro, dotarse de una posición de privilegio entre las organizaciones políticas que apoyaban dicha conspiración. A diferencia de la primera, esta segunda dinámica alcanzaría el éxito.

  • 6 Archivo General Militar de Ávila, Archivo de la Guerra Civil, Documentación Nacional, sección : Est (...)

3Para realizarla, además de utilizar la abundante bibliografía sobre el tema y las fuentes hemerográficas de la época, hemos manejado documentos de distintos archivos que aportan datos inéditos sobre esta relación6. Finalmente, hemos dividido su estructura en dos epígrafes, que se corresponden con los dos periodos que articulan nuestra hipótesis de trabajo.

A las órdenes del Rey : las escuadras de Ansaldo

  • 7 González Calleja, Eduardo, Contrarrevolucionarios. Radicalización violenta de las derechas durante (...)
  • 8 Sobre el PNV, véase Muñoz Bolaños, Roberto, Guernica, una nueva historia : las claves que no se han (...)

4Las organizaciones fascistas surgidas durante la II República no fueron la primera opción elegida por políticos y militares alfonsinos cuando pusieron en marcha su estrategia de rebelión contra el nuevo régimen a partir de los sucesos del 10 de mayo de 1931, origen del proceso dialéctico al que hemos hecho referencia7. Por el contrario, su intención inicial fue apoyarse en partidos conservadores dotados de milicias que pudieran participar en una sublevación antirrepublicana, apoyando al Ejército : Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Comunión Tradicionalista (CT). Sólo tras el fracaso de las negociaciones con estos grupos ;8 los dirigentes alfonsinos se fijaron en una ideología que contemplaba la violencia como un instrumento positivo y necesario en su quehacer político. Así, financiaron al grupo La Conquista del Estado, de Ramiro Ledesma Ramos, y a las JONS, dirigidas por el propio Ledesma y el político vallisoletano Onésimo Redondo. Sin embargo, ambos proyectos fracasaron, pues fueron incapaces de articularse como un partido fascista fuerte que atrajera a la juventud y que organizara unas milicias capaces de enfrentarse a las de las organizaciones de la izquierda y de colaborar en la conquista del poder.

  • 9 Muñoz Bolaños, Roberto, « Estudio crítico », en Ledesma Ramos, Ramiro, ¿Fascismo en España ?, Málag (...)

5Este doble fracaso llevaría a los alfonsinos a forzar la unión entre las JONS y la tercera organización fascista surgida durante este periodo : FE. Este grupo político, liderado por José Antonio Primo de Rivera, había nacido el 29 de octubre de 1933, poco antes de que tuvieran lugar las elecciones legislativas del 19 de noviembre, donde la derecha se presentó unida, consiguiendo Primo de Rivera un escaño en Cádiz, y triunfando la coalición socialcristiana Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), liderada por José María Gil-Robles, y el centrista Partido Republicano Radical (PRR) de Alejandro Lerroux. Cuatro meses después, el 12 de marzo de 1934, nacía FE de las JONS, dirigida por un triunvirato formado por Ledesma, Primo de Rivera y el aviador militar Julio Ruiz de Alda9.

  • 10 Ansaldo, Juan Antonio, ¿Para que ? (De Alfonso XIII a Juan III), Buenos Aires, Editorial Vasca Ekin (...)
  • 11 Muñoz Bolaños, Roberto, Guernica, op. cit., p. 28.

6La relación de los alfonsinos con la nueva organización fascista se iba a plantear en términos diferentes a los establecidos con las dos anteriores ; integrándola dentro de la estrategia general del grupo. Esta se había definido tras el fracaso del golpe de Estado del 10 de agosto de 1932 ; articulándose sobre cuatro vectores. El primero, el político, representado por Renovación Española, que debería representar y propagar los principios monárquicos en el Parlamento ; el segundo, el intelectual, a través de la revista Acción Española, cuyo objetivo era difundir la doctrina monárquica especialmente entre la juventud ; el tercero, el militar, donde la figura clave era el teniente coronel Valentín Galarza, El Técnico, que se encargarían de las relaciones con sus compañeros con la finalidad de preparar un futuro golpe de Estado, y el cuarto, el exterior, centrado en obtener la ayuda de la Italia fascista para derribar a la II República10. Sin embargo, esta estrategia se vino abajo cuando Gil-Robles optó por una táctica posibilista en relación con el régimen republicano, que pasaba por transformarlo en sentido conservador desde la legalidad. Esta opción resultó también la preferida de buena parte del generalato español, que se sintió identificada con ella especialmente cuando el líder cedista fue ministro de la Guerra entre el 6 de mayo y el 15 de diciembre de 193511.

  • 12 Muñoz Bolaños, Roberto, « Estudio crítico », op. cit., pp. 106-107 ; « Declaración de D. Bartolomé (...)
  • 13 Ansaldo, Juan Antonio, op. cit., pp. 63-64. « Carta de Emilio López Bisbal a Pedro Sainz Rodríguez. (...)
  • 14 Ibid., pp. 71-78.

7En esta coyuntura, los alfonsinos decidieron que FE de las JONS podía activar la conjura monárquica, introduciendo un nuevo vector en su estrategia : la lucha callejera que provocase la desestabilización del régimen. Desde sus inicios, el nuevo partido tenía una fuerte presencia militar en sus estructuras : el comandante de Infantería Emilio Alvargomez, jefe de Provincias ; el teniente coronel de Infantería Emilio Rodríguez Tarduchy ; el comandante de Infantería Luis Arredondo, jefe de la Milicia del Partido, y el teniente coronel Ricardo Rada Peral y del coronel de Estado Mayor Román Ayza, como auxiliares de Arredondo. Todos ellos eran retirados voluntarios del Ejército y destacados conspiradores antirrepublicanos desde primera hora, pero más cercanos ideológicamente a la extrema derecha que al fascismo. De hecho, Arredondo, Rada y Tarduchy se integrarían en la Unión Militar Española (UME), organización conspirativa integrada por jefes y oficiales, creada por el capitán de Estado Mayor Bartolomé Barba Hernández a comienzos de 1934, y cercana ideológicamente a la derecha monárquica12. Los alfonsinos, que controlaban la vida del partido con su ayuda financiera, forzarían la entrada de otro militar, el aviador Juan Antonio Ansaldo, con un objetivo : dotar al partido de una milicia urbana eficaz para desencadenar acciones terroristas y para servir a los intereses monárquicos « como fuerza protectora de flanco »13. Ansaldo cumplió el objetivo, organizando la llamada « Falange de Sangre », más tarde denominada « Primera Línea », que se encargó no sólo de la protección de los vendedores del periódico del partido FE, que hasta ese momento habían sucumbido a los ataques de los pistoleros de la izquierda ; sino también de organizar acciones represivas contra sus oponentes políticos, incluyendo el asesinato de los mismos. El grado de brutalización al que llegó la organización quedaría patente con el asesinato de un confidente que era militante del partido14.

  • 15 Muñoz Bolaños, Roberto, « Estudio crítico », op. cit., pp. 107-109.
  • 16 « Carta de Juan Antonio Ansaldo a Pedro Sainz Rodríguez. San Juan de Luz, 7 de agosto de 1934 », FU (...)

8Esta primera campaña terrorista provocaría una importante división en la élite de FE de las JONS. Los militares –Ruiz de Alda, Ansaldo, Arredondo, etc.–, tras comprobar el éxito de estas acciones, eran partidarios de transformar definitivamente el partido en una organización paramilitar al servicio de los alfonsinos. Por el contrario, Primo de Rivera, que sólo era partidario de la violencia reactiva, pretendía mantener su autonomía, con objeto de hacer viable su ideario político. En medio de estas dos posturas, se situaba Ledesma, defensor de la violencia política y, a la vez, de convertir a FE de las JONS en un partido do» nde se agrupasen todas las fuerzas de la derecha para posteriormente fascistizarlas15. Esta lucha terminó con el triunfo completo de Primo de Rivera que con el apoyo de Ruiz de Alda y Ledesma forzó la expulsión de Ansaldo en julio de 1934, lo que sorprendió enormemente a éste16. Seis meses después, el 14 de enero de 1935, quien salió del partido fue Ledesma.

Al servicio del Ejército : conspiración y terrorismo durante la Primavera Trágica

9En el periodo comprendido entre 1935 y julio de 1936, Primo de Rivera modificaría la táctica del partido, inclinándose por la de sus antiguos rivales. Así, terminaría transformándose en una fuerza paramilitar al servicio del Ejército, con el objetivo de obtener una situación de primacía en el nuevo Estado que surgiese tras la destrucción de la II República mediante un golpe de Estado.

  • 17 Serrano Suñer, Ramón, Entre el silencio y la propaganda : la historia como fue, Barcelona, Planeta, (...)
  • 18 Gil Pecharromán, Julio, José Antonio Primo de Rivera : retrato de un visionario, Madrid, Temas de H (...)
  • 19 Ibid., pp. 306-309.

10La causa de esta dinámica cambiante habría que buscarla en la dialéctica revolución-contrarrevolución que se convirtió en el eje sobre el que giró la vida política de la II República tras la Revolución de Octubre de 1934. De hecho, antes de que se desencadenase esta, Primo de Rivera se había entrevistado con el general de división Francisco Franco Bahamonde, gracias a la intercesión de Ramón Serrano Suñer –diputado de la CEDA, cuñado del general y amigo íntimo de Primo de Rivera–, para advertirle de una inmediata revolución izquierdista, que debería ser derrotada por el Ejército17. Estas ideas las pondría poco después por escrito en una misiva cuyo destinatario era este militar18. Tras los sucesos de octubre, escribiría « Carta a un militar español » donde volvería a insistir en la necesidad de que el Ejército apoyase un « Movimiento Nacional » que no fuera de izquierdas ni de derechas, o que, al menos, no se opusiera a él si se desencadenaba19. No obstante, todas estas peticiones tuvieron un nulo éxito ya que el generalato apoyaba al Gobierno de coalición integrado por la CEDA y el PRR.

  • 20 « Declaración de D. Bartolomé Barba Hernández, teniente coronel de Estado Mayor (1944) », AHN, FC, (...)

11La ausencia de interlocutores en la élite del Ejército le llevaría a ponerse en contacto con los conspiradores de la UME, exigiendo al capitán Barba la que iba a ser una de las constantes de su acción en este periodo : « todo el Poder para Falange Española » tras el golpe de estado que derribase la II República. El militar, que no era fascista, le contestaría que « no contaba con hombres para gobernar ». A lo que Primo de Rivera « le opuso que con un año de libertad de propaganda los tendría »20.

12Este deseo de colaboración con el Ejército en un golpe de Estado que derribase el régimen republicano tendría su primera manifestación en la reunión de la Junta Política de F. E. de las JONS que tuvo lugar en el Parador de Gredos, el 16 de junio de 1935, donde se discutió la posibilidad de que el partido organizara una marcha para tomar el poder con el apoyo del Ejército el 27 de diciembre, encabezada por el coronel de Infantería José Moscardó Ituarde, director de la Escuela Central de Gimnasia de Toledo. Barba, conocedor de la situación del Ejército, se opuso al plan :

  • 21 « Declaración de D. Bartolomé Barba Hernández, teniente coronel de Estado Mayor (1944) », AHN, FC, (...)

En su tercera conversación con José Antonio Primo de Rivera, éste le pidió armas para mil falangistas que pensaba mandar a Toledo en camiones para hacer una asonada en represalia de los atropellos allí cometidos en tiempos del Frente Popular con los Cadetes de la Escuela Central de Gimnasia, y el que declara le hizo desistir del propósito por juzgar iba a producir el sacrificio estéril de aquellos falangistas.21

  • 22 Payne, Stanley G., El colapso de la Segunda República : los orígenes de la Guerra Civil (1933-1936)(...)

13Esta situación cambiaría tras las elecciones del 16 de febrero de 1936. En estos comicios, FE de las JONS acudió en solitario, contra el parecer del propio Primo de Rivera, que veía como se esfumaban sus posibilidades de obtener acta de diputado, y de seguir gozando de inmunidad parlamentaria. El resultado fue un completo fracaso : 46.466 votos, apenas algo más del 0,5 por ciento del total, lo que fue el menor apoyo recibido por un partido fascista en toda Europa22. No obstante, el acontecimiento decisivo de esta convocatoria fue el triunfo por mayoría absoluta del Frente Popular (FP) que provocó tres consecuencias en el ámbito de la derecha : el temor a que se produjera un nuevo conato revolucionario ; el abandono de la táctica posibilista de la CEDA, y, en consecuencia, la puesta en marcha de nuevas tramas golpistas. En esta nueva coyuntura, la posición de FE de las JONS iría adquiriendo una importancia cada vez mayor como consecuencia de dos procesos.

  • 23 González Calleja, Eduardo, Contrarrevolucionarios, op. cit., p. 310.
  • 24 Serrano de Pablo, Luis, ¿La esperanza enterrada ? Testimonio y recuerdos de un general de Franco, M (...)
  • 25 « Declaración de D. Marcelino Saleta Vitoria, teniente coronel del Ejército del Aire (1941) », AHN, (...)

14El primero, el crecimiento de la influencia falangista entre la oficialidad joven del Ejército, al considerar a este partido el único con capacidad para apoyar y dotar de sentido político a una conspiración militar. Autores como González Calleja han centrado este proceso fundamentalmente en las unidades militares españolas en Marruecos y del Sur23. No obstante, también se manifestó de forma muy acusada en la guarnición de Madrid, como ha dejado constancia el entonces teniente de Artillería Luis Serrano de Pablo ;24 jugando un papel determinante el hermano del líder falangista, el antiguo teniente de Caballería Fernando Primo de Rivera, de gran prestigio entre sus compañeros, que llegaría a ofrecer la « Primera Línea » para que auxiliara al Ejército en la futura rebelión. Por su parte, los jóvenes oficiales decidieron aceptar « integro » el programa del partido25.

  • 26 Álvarez Puga, Eduardo, Historia de la Falange, Barcelona, Dopesa, 1969, p. 51.
  • 27 « Declaración de D. Domiciano Villalobos Belsos, teniente coronel retirado de Infantería de Marina (...)

15Este proceso iba a animar a Primo de Rivera a escribir el 4 de mayo de 1936, una nueva « Carta a los militares de España », donde pedía al Ejército que se sublevara contra el Gobierno26. Pero, sobre todo, le dotaría de una posición de fuerza en las negociaciones que a partir de ese momento se iniciaron con otras fuerzas políticas que apoyaban un golpe de Estado contra la II República ; defendiendo en todo momento que la dirección correspondiera a los generales, y que luego el poder pasara al partido político con mayor apoyo. Este planteamiento quedó reflejado en dos encuentros. El primero tuvo lugar poco después de las elecciones del 16 de febrero, en Madrid, entre Primo de Rivera y José Calvo Sotelo. Si bien los datos sobre el mismo son incompletos, parece ser que el líder alfonsino defendió también la primacía del Ejército llegando a afirmar : « yo no soy más que un soldado de filas »27.

16Más significativa fue la entrevista que tuvo lugar en abril entre el líder falangista ya en prisión –lo estaba desde el 15 de marzo de 1936– y el emisario carlista Álvaro Caro y Gillamas, conde de Torrubia. El segundo le presentó –en clave– una propuesta de sublevación conjunta entre carlistas, falangistas y militares, donde los dos primeros grupos impondrían sus condiciones al tercero, y también al resto de las fuerzas de la derecha, que se incorporarían tras el triunfo no como partidos políticos –pues todos serían disueltos– « sino como individuos destacados del mundo de los negocios », formando parte de un gobierno técnico y apolítico. Además se añadía « Una advertencia » que resultó premonitoria : « si no hay una inteligencia previa con los Gómez [militares], y estos han de constituir ellos solos la Dirección interina, queda incierto lo que sucederá luego, no podremos impedir que la interinidad se prolongue, si ellos no quieren ceder, y nos entregaríamos todos a maniobras y forcejeos que pondrían esterilizarlo todo ».

17La respuesta de José Antonio fue totalmente contraria al proyecto carlista, articulándose en tres puntos. El primero, que aceptaba el liderazgo del Ejército. El segundo, que rechazaba la disolución de los partidos políticos, afirmando : « primeramente sean los militares los que se apoderen de las riendas de la gobernación del Estado, y al cesar estos, venga a sustituirlos, aquel partido que mayor ambiente popular tenga ». Y el tercero, que se oponía a la monarquía como elemento definidor de la sublevación, afirmando :

  • 28 AUN, FFC, sección : Delegación Nacional, serie : Conspiración, caja 133/257, carpetas 28-43.

Debido a la extrema dureza del castigo que obligatoriamente habrá que imponer para restablecer el equilibrio de la Patria y del principio de autoridad, caiga sobre ella, todo el peso de la responsabilidad, y se aleje con dicho estigma, toda posibilidad de una posible restauración.28

18Estas palabras demostraban que Primo de Rivera había optado por la violencia como instrumento fundamental para combatir y reprimir a las fuerzas de izquierdas.

  • 29 « Documentos Fernández Cordón », pp. 27 y 45.

19Por el contrario, con los militares golpistas, su actitud fue de colaboración total, pero a la vez defendiendo la primacía de FE de las JONS entre las organizaciones políticas que apoyaban la conspiración. Su pasante, Rafael Garcerán, y el jefe de la Primera Línea, Agustín Aznar, fueron los encargados de la comunicación directa con el general de brigada de Infantería Emilio Mola Vidal, El Director, entregándole dos cartas que reflejaban esa posición, ya que ofrecía el apoyo « pleno y sin condiciones » del partido al Ejército ; pero también defendía que tras el triunfo de la sublevación « surgiría potente el credo de la Falange a la que habría que ensanchar y dar participaciones en los destinos del Nuevo Estado »29.

  • 30 González Calleja, Eduardo, Contrarrevolucionarios, op. cit., pp. 285-289 ; Payne, Stanley G., Falan (...)

20Para facilitar el triunfo de la conspiración militar que se estaba gestando, Primo de Rivera puso en marcha el segundo proceso ; directamente vinculado con la estrategia política que adoptó en este periodo : una campaña terrorista que crearía la necesaria inestabilidad política que justificase la intervención del Ejército, y que fue posible gracias a dos hechos de enorme trascendencia : el incremento del número de afiliados del partido, como consecuencia de la adición de antiguos militantes de las Juventudes de Acción Popular (JAP) –la organización juvenil de la CEDA–, desengañados de la táctica posibilista de Gil-Robles, y el incremento de la financiación de FE de las JONS por parte de la élite derechista30.

  • 31 Payne, Stanley G., El colapso de la Segunda Repúblicaop. cit., p. 299.
  • 32 González Calleja, Eduardo, Contrarrevolucionarios, op. cit., p. 314. Mundo Obrero, 13 de marzo de 1 (...)
  • 33 Sobre esta escalada, véase Muñoz Bolaños, Roberto, « Estudio crítico », op. cit., pp. 129-130.

21La consecuencia de este segundo proceso sería el enfrentamiento directo del partido fascista con el Gobierno del FP y las organizaciones que lo apoyaban. Para Payne, el origen del mismo fue independiente de las acciones terroristas falangistas, ya que desde que ganó las elecciones, el ejecutivo se había comprometido con los partidos del FP « aniquilar » al partido fascista, por ser considerado el mayor enemigo de la II República31. Por el contrario, González Calleja ha afirmado que fue a partir del 13 de marzo, fecha del atentado falangista contra el diputado socialista Luis Jiménez de Asua acontecimiento clave en la violencia política durante la II República, ya que por primera vez se atentó contra un líder político cuando las organizaciones del FP presionaron al Gobierno para que desarmara y detuviera « a las bandas fascistas y sus instigadores »32. No obstante, la sucesión de acontecimiento demuestra que este enfrentamiento fue el resultado de una dialéctica violenta que había comenzado en febrero, en la que los pistoleros falangistas e izquierdistas tomaron parte activa, realizando numerosos atentados hasta el que afectó al dirigente socialista. Un día después de que tuviese lugar fue arrestada, toda la Junta Política de FE de las JONS, incluido Primo de Rivera. El 17 de marzo, un tribunal madrileño declaró que FE de las JONS era una organización ilegal, por su tenencia ilícita de armas y sus actividades violentas33.

  • 34 Ximénez de Sandoval, Felipe, José Antonio (biografía apasionada), Madrid, Fuerza Nueva, 1977, pp. 4 (...)
  • 35 Hedilla Larrey, Manuel, Testimonio de Manuel Hedilla, Barcelona, Acervo, 1972, p. 114 ; El Sol, 14 (...)

22El encarcelamiento de Primo de Rivera no significó el fin de FE de las JONS, ya que se organizó la llamada « Falange Clandestina »,34 ni tampoco de su campaña terrorista, cuyos objetivos fueron ganando en importancia política. Así, el 28 de marzo, Agustín Aznar fue detenido mientras preparaba un atentado contra el presidente del Consejo de Ministros, Azaña, y el 13 de abril, pistoleros del falangista Sindicato de Estudiante Universitarios (SEU) cuyos miembros habían pasado a engrosar la « Primera Línea » asesinaban al magistrado Manuel Pedregal Luege, instructor del sumario por el atentado contra Jiménez de Asua35.

  • 36 ABC, 15 de abril de 1936
  • 37 Cabanellas, Guillermo Cuatro generales, Barcelona, Planeta, 1977, vol. I, p. 471.
  • 38 Cabanellas, Guillermo, La Guerra de los Mil Días, Buenos Aires, Grijalbo, 1973, vol. I, p. 319.
  • 39 Hidalgo de Cisneros, Ignacio, Cambio de rumbo, Barcelona, Laia, 1977, vol. II, p. 167
  • 40 El socialista, 9 de mayo de 1936.
  • 41 Álvarez Puga, Eduardo, op. cit., p. 59 ; Gibson, Ian, La noche que mataron a Calvo Sotelo, Barcelon (...)
  • 42 Bullón de Mendoza, Alfonso, José Calvo Sotelo, Barcelona, Ariel, 2004, pp. 694-695.

23Tras los sucesos del 14 de abril, en los que pereció el alférez de la Guardia Civil Anastasio de los Reyes,36 y tres días después, durante su entierro, Andrés Sáenz de Heredia, primo de José Antonio,37 la escalada terrorista del partido se incrementó, constituyendo, según un testigo de los hechos, « un verdadero canto de frenesí a la violencia »,38 a la que no fueron ajenos los militares conspiradores. Así, la UME preparó entonces una lista con sus rivales de la Unión Militar Republicana Antifascista (UMRA) que deberían ser eliminados, encabezada por el capitán de Ingenieros Carlos Faraudo, el teniente de Infantería con destino en la Guardia de Asalto José Castillo y el comandante de Aviación Ignacio Hidalgo de Cisneros39. El 8 de marzo, la Policía interceptó la lista, pero no pudo evitar que ese mismo día Faraudo fuera asesinado por cuatro pistoleros falangistas40. Poco más de dos meses después, el 12 de julio, lo sería el teniente Castillo. Este militar, instructor de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) había estado implicado en la muerte de Sáenz de Heredia, ya que había sido uno de sus guardias quien le había disparado ; mientras que el propio teniente había herido gravemente al estudiante carlista José Llaguno Acha. Los responsables de su muerte no se conocen a día de hoy, aunque Álvarez Puga afirmó que fueron militares de la UME mientras que Gibson responsabilizó a los carlistas41. En todo caso, la muerte de Castillo fue la causa directa de la de Calvo Sotelo, que se produjo al día siguiente. Durante el entierro del líder monárquico el 14 de julio, los compañeros del teniente Castillo dispararon sobre la comitiva, matando a cinco personas e hiriendo a treinta y cuatro42Tres días después comenzó la Guerra Civil.

Conclusión

  • 43 González Calleja, Eduardo, Cifras cruentas, op. cit., p. 117. 

24Las campañas terroristas de FE de las JONS costaron 108 muertos entre los militantes, provocando un número igual de fallecidos en los partidos izquierdistas. En ambos casos, supusieron el 6,72 % del total de víctimas de la violencia política durante la II República43. Dentro de esta dinámica terrorista, que contribuyó a la brutalización de la política durante la II República, las acciones de mayor trascendencia fueron las que tuvieron lugar durante la « Primavera Trágica », ya que prestigiaron al partido y le dotaron de una importante influencia entre la juventud civil y militar que apoyó la rebelión. Este hecho sería clave para que se culminasen posteriormente con éxito las estrategias políticas que habían puesto en marcha sus dos grandes líderes. Por un lado, FE de las JONS se convirtió en la fuerza política dominante de la España sublevada, tal como deseaba Primo de Rivera. Por otro, y tras el Decreto de Unificación del 19 de abril de 1937, agrupó bajo sus siglas a la totalidad de las organizaciones políticas que apoyaron la rebelión militar, objetivo que siempre había perseguido Ledesma.

25Esta posición de privilegio de los falangistas ya fue advertida por el líder de CT Manuel Fal Conde en fecha tan temprana como el 26 de agosto de 1936 :

  • 44 AUN, FFC, sección : Correspondencia, serie : Correspondencia de Alfonso Carlos. (1936), caja 133/00 (...)

El peligro futuro es el Fascio que constituye una organización de ninguna eficacia guerrera pero que alborotan y brillan un horror […]. A algunos Jefes les suponen serios cuidados pero otros les conceden trato de favor y mucho me temo que Franco trate de apoyar la futura política en ellos.44

26No obstante, esta posición de privilegio de los falangistas no sería absoluta. Pues, como les habían advertido los carlistas en abril de 1936, los generales se hicieron con el control de la zona sublevada desde el primer momento, subordinando a todas las organizaciones políticas de la misma, sin que estas pudieran « impedir que la interinidad se prolongue, si ellos no quieren ceder, y nos entregaríamos todos a maniobras y forcejeos que pondrían esterilizarlo todo ».


Roberto Muñoz Bolaños

Universidad Camilo José Cela, Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado (Universidad Nacional de Educación a Distancia), España, rmunoz@ucjc.eduHaut de page

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Roberto Muñoz Bolaños, « Escuadras de la muerte : militares, Falange y terrorismo en la II República », Amnis [En ligne], 17 | 2018, mis en ligne le 15 juillet 2018,. URL : http://journals.openedition.org/amnis/3616 ; DOI : https://doi.org/10.4000/amnis.3616

Escuadras de la muerte : militares, Falange y terrorismo en la II República