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Gregorio y Rosa: un amor la Guerra Civil en Toledo

AR. 17-2-22

Gregorio y Rosa eran novios. Él con 20 años y ella con algunos menos. Él, de Toledo y ella de Escalona. Los azares de la vida han permitido que conservemos algunas de las cartas que se intercambiaron en esa época. Pero, ¡ay!, eran tiempos muy recios. Las cartas están fechadas entre el 10 de marzo y el 4 de abril de 1936, en vísperas de la guerra civil española, y Gregorio era secretario de la organización juvenil de Izquierda Republicana en Toledo. Como decimos, malos tiempos para el amor.
Se trata de seis cartas mecanografiadas, escritas por Gregorio a Rosa y sin firmar salvo la última; probablemente sean transcripciones de las originales. A estas cartas hay que añadir una más de ella a él, del 6 de marzo, esta vez escrita a mano y todavía con su sobre original, en el que algún policía ha escrito una siniestra nota interesando la búsqueda y captura del muchacho. Y es que las cartas están dentro del expediente policial del joven líder republicano, algo nada habitual.
Pero empecemos por el principio. De Rosa la verdad es que no sabemos casi nada: que era de Escalona pero tenía relación con Nombela, y que su hermana Amelia vivía en Toledo. Pero de Gregorio sabemos bastante más. En una de sus cartas él mismo hace una narración de su vida, aunque también hemos averiguado otras cosas por otras fuentes. Había nacido en Toledo en 1915, de familia humilde. Su madre le destinó a sacerdote y le envió al Colegio de Infantes. En el blog Toledo Olvidado (https://bit.ly/3uR1uTw) hay un par de fotos suyas allí de esa época. Pero el joven entendió que aquella no era su vocación y alude a “las cosas que conmigo habían hecho en el Seminario”. Al volver a su casa sufrió la incomprensión familiar y hubo de buscarse la vida. Consigue un empleo en el Gobierno Civil y allí descubre la política. En 1935 se afilia a Izquierda Republicana, cuyo carnet se conserva en su expediente policial, junto con otro de la misma época correspondiente a un club deportivo pero que incluye su fotografía. Los cambios políticos le dejan cesante pero encuentra empleo como agente de seguros y “en casa de D. Félix Urabayen”, aunque no sabemos qué haría con el célebre escritor. Mientras tanto, intenta sacarse el bachillerato por libre —conservamos su expediente de alumno del Instituto—, pero no consigue terminar. Al contarle esto a Rosa, aprovecha para despacharse contra el sistema educativo que favorece solo a los ricos.
Al año siguiente, Gregorio ya era Secretario de la organización juvenil de su partido. Seguramente por entonces conoce a Rosa y empiezan las cartas. La primera es la de Rosa, en la que ella se preocupa por “si se an enterado en tu casa i si te an dicho algo”. Pero la carta más impactante es la primera de Gregorio, porque cuenta los tristes sucesos del 8 de marzo en Escalona, el pueblo de Rosa, en los que murieron tres personas durante una manifestación. Nuestro joven político estaba allí y, naturalmente, explica a su novia su versión de los hechos. No entraremos aquí en los detalles de este lamentable incidente, pero sí diremos que la lectura de la narración de Gregorio nos hace vivir la extraordinaria tensión que se vivía en toda España en esos momentos.
Las siguientes cartas siguen reflejando este ambiente difícil, aunque poco a poco se deslizan ya detalles más cotidianos. Todavía Gregorio acudirá al entierro de los muertos de Escalona, con algunos momentos de nerviosismo pero sin llegar a la violencia física. Nuestro protagonista insiste una y otra vez en que ni él ni su partido son comunistas y en que rechazan de plano todo tipo de violencia, para intentar contrarrestar el relato de la derecha del momento, empeñada en meterlos a todos en el mismo saco. En su carta del 20 de marzo, trata de explicar a Rosa su ideario político que, tras largas y encendidas explicaciones, consigue resumir en tres pilares: “legislación social beneficiosa al obrero y al pequeño propietario…, libertad de ideas políticas y religiosas… [e] impulso a la enseñanza”. 
Poco a poco, como decimos, la política va dejando paso a algunos chismorreos, planes de viajes a Madrid para hacerse un traje y alusiones a la pequeña feria que, por lo visto, se instalaba en el Miradero. También reflexiona sobre si habrá o no procesiones en la próxima Semana Santa y en cómo se desarrollarán las fiestas del 14 de abril. En este contexto, Gregorio ya desliza algunas frases de enamorado, con alguna queja velada. Incluso le riñe suavemente: “Eso de no comer para estar a la moda es un poco de niña cursi, tú come y déjate de ponerte a la moda. Para mí, que es para quien únicamente te debe interesar ponerte a la moda, estás guapísima como estabas y no tienes que preocuparte de perder o ganar quilos”.
Por desgracia, el tiempo de la felicidad fue muy breve. En julio estallaría la guerra y probablemente Gregorio fue movilizado. Sabemos que en agosto de 1938 fue ascendido a teniente y en abril de 1939 fue detenido. En su expediente de preso consta que está casado —¿con Rosa?— y no tiene hijos. Tras un breve paso por la prisión de Toledo, le enviaron a Badajoz para ser juzgado, y aquí perdemos su pista. En cuanto a Rosa, lo cierto es que no hemos averiguado ni siquiera su apellido.

El Archivo Histórico Provincial de Toledo muestra unas cartas de dos jóvenes que reflejan las tensiones en el 36, las pasiones políticas y, sobre todo, el amor

Una de las cartas que Rosa envió a Gregorio. Archivo Histórico Provincial de Toledo.
UNA HISTORIA EPISTOLAR Alejandro Sahorí Valero - 17 febrero 2022 - Toledo


CARTAS DE AMOR
COLEGIO INFANTES
GUERRA CIVIL
HISTORIA
TOLEDO EN LA GUERRA CIVIL


Gregorio, un toledano de la capital regional y Rosa, escalonera y más joven. Ambos protagonizan una historia en la que sobrevuelan las cartas, el amor y una guerra que hizo que se perdiera el hilo que los unía. Las cartas que ha recuperado el Archivo Histórico Provincial de Toledo datan de entre el 10 de marzo y el 4 de abril de 1936. Son seis cartas mecanografiadas y escritas por Gregorio excepto la última, manuscrita y de Rosa.
«Apreciable Gregorio, me perdonarás que no te haya escrito»

Gregorio narra en sus cartas algunos detalles de su vida. Era toledano, nacido en 1915, de familia humilde cuya pretensión es que fuera sacerdote, para eso le enviaron al Colegio de Infantes, entonces en el casco histórico de Toledo. Al joven toledano pronto se le torció la vida en el seminario, tal y como le cuenta a Rosa en una carta: «Las cosas que conmigo habían hecho en el Seminario».














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Al mismo tiempo, de la vida de Rosa no se guardan tantos recuerdos. El archivo toledano ha podido conocer que ella, natural de Escalona, tenía relación con Nombela y que su hermana Amelia vivía en Toledo. «Apreciable Gregorio, me perdonarás que no te haya escrito», reza una de las cartas que le dedica Rosa a su amado.
Gregorio: «Estimada Rosita»

Una de la correspondencia que envía Gregorio comienza con su «Estimada Rosita», para después pasar a contarle las vicisitudes de su pensamiento: que la “legislación social beneficiosa al obrero y al pequeño propietario…, libertad de ideas políticas y religiosas… [e] impulso a la enseñanza”.


Carta de Gregorio a Rosa. Archivo Histórico de Toledo.

Nada más abandonar el seminario, el joven amante toledano se enroló como agente de seguros mientas que intentaba sacarse el bachillerato por libre. Sus inquietudes políticas le llevan a enrolarse en organizaciones juveniles de izquierdas, en 1935 se une a Izquierda Republicana. Al año siguiente consigue ascender hasta el cargo de secretario de Organización juvenil de su partido. Es por esta época cuando conoce a Rosa.

«Estás guapísima como estabas»


Carnet de identidad de Gregorio. Archivo Histórico Provincial de Toledo.

Las siguientes cartas que se dedican siguen reflejando el ambiente de la época, plagado de tensiones políticas porque no mucho después, estallaría la guerra que los separó. Gregorio sigue con su ideario político, pero ya van apareciendo las primeras palabras de amor. Hay una en la que le riñe porque la moda no es lo más importante. “Eso de no comer para estar a la moda es un poco de niña cursi, tú come y déjate de ponerte a la moda. Para mí, que es para quien únicamente te debe interesar ponerte a la moda, estás guapísima como estabas y no tienes que preocuparte de perder o ganar quilos”.

El tiempo de felicidad, los chismorreos que se empezaban a contar en su correspondencia, duran poco. En julio se sublevan los golpistas y comienza la Guerra Civil española y, posiblemente, Gregorio fuese movilizado al frente y le perdemos la pista, hasta que se puede datar su detención en abril de 1939. Aquí se acaba lo que los hechos nos dicen de Rosa y de Gregorio, de sus cartas, que son el reflejo de una España en blanco y negro poco antes de una guerra que, más allá de la sangre, amputó las esperanzas.


En el expediente, Gregorio aparece que está casado. No sabemos más. La esperanza nos dice que ojalá fuese Rosa su esposa. Y no hay más esperanza, ni más memoria, que recuperar el amor que Rosa y Gregorio, Gregorio y Rosa, se dedicaron en sus cartas.

El Archivo Histórico Provincial de Toledo ha compartido esta historia en esta publicación.

Gregorio y Rosa: un amor la Guerra Civil en Toledo - ENCLM